martes, junio 10, 2008

cadaver_006

Carlos Giffard Garcia, Gilberto Ali Crespo, Indira Isel Torres Cruz,
Krishna Naranjo Zavala, Huiznahuatl Valdivia Gallardo, Gabriel Govea Acosta


[ Ebrio Cadáver ]

Las rosas quedaron opacas bajo el exceso de clamor

La tertulia cadavérica se convirtió en un oscuro grito de flores acedas
Diluidas en sentimientos en un vaso con hielo
La sal, el limón, el ser un poco inconsciente
Aquellos sabores que nos van haciendo la lengua aguada
El alma que habla de nuestros lenguajes superiores
De nuestros movimientos internos, de nuestras visiones alternas
Aquello que se nos muestra en sueños y nos dice lo que pasará

Este momento es destino, luminoso silencio
Atrevimiento, un hombre siempre nace
Primero atravesando una rajada de luz de dilatación
Después atravesando la tierra a golpes
Dejándose llevar por instantes, sin mucho en la bolsa
Con todo en la mente, desespera esta tranquilidad.

Y aquel puño que debió caer, fue infinito...
Añoré una luz, una luz que salía de tus pasiones
Puta madre, ¿que es esto?, soy un héroe que dice apenas tengo una metáfora.
Me perderé en este cenicero y abriré la ventana

Y la vida se esfumara en campos sobrios, en sueños ebrios
Donde la concentración de mi realidad sean jalones de contrastes que
Se ordenan
Estar vivo y equilibrado
Sobre mis manos y mis brazos matizado, empujando mi cadera
Para encontrar el punto preciso donde me mantengo elevado

No sé, sólo seguir, sólo no saber, olvidar.

viernes, junio 06, 2008

cadaver_005

Jaime Obispo, Carlos Giffard García, Gilberto Ali Crespo, Woendolyne Hernández Corona

[ Panteonero Cadaver ]

Si quiero salir tengo que pensar en dar un golpe y abrir la madera,
romper la tierra y amenazar con la mano enterrada de panteón;
blandir el leño que dormía de siglos
y con voz de caverna anunciar el comienzo de la fiesta:

Los conflictos reestructuran el paisaje, agitarse y seguir nadando
crean lágrimas, pero una logra caminar sobre la nada
para hundirse en el océano diáfano y fluido
de la sangre de un animal enfermo,
salen heridas olor azufre, vive en el encierro rodeado de tierra
y excremento, camina en los jardines flotantes marchitando flores;
huele despacio cada objeto, cada ramificación,
se encamina tambaleando a su deseo de muerte
se retira aficionándose a todo lo nuevo
Al menos regreso a casa, aunque no es mía
Regreso al lugar donde todo comenzó
y esta vez reafirmaré porque decidí
En este punto
Todo aquello decidido para salir al mundo.

Por eso rompí la tierra, por eso la madera se quebrantó ante la fuerza
de un puño lleno de sentimiento actoral,
Porque he creído estar vivo
y lo he pensado e idealizado, soñado, comprendido
y sé el resultado de saltar e hundirme
en el pequeño instante en que dejo de registrar lo que pasa
y pasaba a ser parte del pasado.

Pero el pasado no existe, es sólo una manía de la mente, igual que el futuro;
se convierte en lo imaginable, lo importante, es el momento efímero entre tú y yo
en el cual en medio hay un abismo lleno de fresas podridas
un asqueroso manjar que mitiga el dolor de la muerte,
una olorosa miasma como miel bondadosa
que nos da de beber, y sonreímos,
y no rajamos, no se puede, la muerte tiene que ser algo más espontáneo.

Cómo puede resurgir
de las cenizas un ave de fuego,
cómo puede enamorarse de una serpiente entre la hierba de una tierra panteonera
con tiernos plantíos y valses para enamorados
con los que el mundo se pone a cantar canciones tristes
aceptando lo que quieren ser y lo que no pueden ser;
no lo haces, no lo puedes aunque lo intentes y lo intentes, no podrás
por eso ni la tierra, ni la madera se abren para amenazar las flores marchitar.

martes, junio 03, 2008

cadaver_004

Gilberto Alonso Alí Crespo, Carlos Giffard García,
Alberto “Necronamicón”, Huiznahuatl Valdivia Gallardo


[ Odoroso Cadáver ]

Cabellos de oro caen al lodoso barro

se hunde el limpio recuerdo del regreso.
He pasado el tiempo perdiendo algo
que no sé si tuve o tan sólo alguna vez
Tal vez
Quise tener.
Tampoco estoy en la melodía
La más burda, la trivial
La más profunda y tan efímera como cualquier lugar.
Aquel que también se pierde y por su serenidad personal no se atreve a olvidar el titubeo del viento
en cien años luz
El tiempo transcurrirá sin pausa, estaré aquí lejos de ti
Cerca de mí, cerca de todo, lejos de ti.
Ahora estoy con un bastón, un cigarro y un ancla,
Así voy muriendo, sin cantar, sin amor, sin estar. Ahora voy
y sé a dónde, no sé el nombre, sólo el rumbo
Simple y sencillamente el horizonte se ve ausente.
A la orilla de un panteón oculto
entre los matorrales de una tierra de música triste
De cantos desafinados, llorosos y pesados.
Sigo caminando.
Pienso en quién soy y luego las hadas una a una van llegando y cantan
Anunciando el regreso,
Pienso en quién soy y luego hay sapos, saltan, patalean, croan,
Y uno a uno van muriendo
Pienso si soy y luego mejor me voy.
Brincan sobre un charco ranas sin alas
olvidan los alones, nadan un rato, disfrutan del sol,
esperan la lluvia, disfrutan del aire
escuchan el llanto de las estrellas
Esas que los niños dicen que no es que estén brillando
Sino que están platicando.
Ya hay más murmuraciones sobre muerte
Ya hay más susurros que el silencio.